domingo, 21 de noviembre de 2010

ANIQUILACIÓN DE LA CONCIENCIA MODERNA:

Jesús era judío, fue educado en las tradiciones judías, dentro de la secta de los nazoreos. Durante su educación leyó escritos de grandes sabios del pueblo judío, siendo tan avido de conocimientos que tambien estudio otras fuentes culturales Griegas y orientales, así como las sectas religiosas de los Esenios, que aun apoyando el cumplimiento estricto de sus leyes, tambien creían en un concepto revolucionario para la época, el AMOR.
Si el primer mandamiento de Moisés era, "no tendras más dios que a mí", el primer mandamiento de Jesúa fue, "amaras a dios por encima de todas las cosas", pero había una diferencia sutil que tendría importantisimos efectos en el futuro.
Hasta entonces, para ser un buen judío no hacía falta amar, sólo cumplir con las leyes de Moisés. Jesús introdujo en la religión la idea de que cumplir con la ley no bastaba, también había que amar a dios y al prójimo.
En la reafirmación de que Jesús era el mesias, era soló una suposición, pues ante el asedio de tantos seguidores, tal y como en su día fueron aclamados Judas de Galilea y Simón Bar Cochba.
Por los evangelios sabemos que Jesús fue admitido para leer el Torah en el templo, y esto solamente se le permite si cumple algunas condiciones, como la de ser júdio, el estar casado teniendo hijos, etc, etc. Siendo Jesús júdio, el hecho de que en muchas iglesias del mundo exista diferentes imagenes de jesús, supone una flagrante violación del segundo mandamiento de Moisés que prohibia las imagenes de personas o animales. Este mandamiento fue eliminado por la iglesia, pues los gentiles que fueron cirstianizados por el apostol Pablo, estaban acostumbrados a tener imágenes de sus dioses, dandoles la oportunidad de adorar la imagen de jesús.
Las religiones deberían consistir en algo personal, un ente que resuelva las contradiciones de nuestra conciencia, sin agentes externos que dirigan nuestros pensamientos, solamente nos sean mostrados pero sin imposiciones de ninguna clase, personas libres con capacidad de pensar y distinguir por sí mismos, el "bien" del "mal", para enfocar finalmente nuestra fé.
Una buena persona sera buena persona, independientemente del dios en el que crea, o como si no cree en nada. No se es mejor persona por ser cristiano, Budista o Musulman, entre otras religiones, sino por la capacidad personal de amar y hacer el bien. Las propias religiones han acumulado ingentes episodios fatidicos para la historia del ser humano, para que nuestros dioses estubiesen pendientes de nosostros, a cambio de dinero, de ofrendas, del olor de la carne humana quemada que llegaria a ellos junto con el humo de una hoguera.
Los dioses del paganismo no eran excluyentes, pues no podian serlo, ya que no poseían ni infinitud ni singularidad, pues ninguno de ellos podian imponer su dominio exclusivo, ya que el destino se lo impide.
El converso Saul de Tarso experimentaria esa inviolable intolerancia politeísta en Atenas. Es escuchado en paz por los ciudadanos reunidos en la acrópolis y le diran cortesmente que ahí tiene un huequecito y un altar para colocar a su dios propio. Siempre ahi un huequcito en el panteón políteista para cualquier dios, siempre y cuando no aspire a destruir a los demás dioses. Saul monto en colera y tratara de convencerles que su dios es infinito, que no comparte altar ni culto con nada ni nadie siendo los demás dioses reducidos a polvo y ceniza. Los alli presentes lo miraban entre el panico y la risa, llegando a la conclusión de que está loco. Ni siquiera lo contradicen, se limitan a ignorarlo.
Cualquier guerra con fundamentos religiosos, ve en ella todos los elementos que van inherentes al monoteísmo. A los monoteísmos que son nuestra peor herencía. Resurge desde los siglos anteriores a la muerte de Jesucristo, la voluntad de exterminio entre los monoteísmos excluyentes. Esta forma de atraer el odio no son ajenos al concepto moderno de nación y estado, que en el siglo XXI, es la nueva religión monoteísta; los nacionalismos se han incorporado, a esas religiones monoteístas, con la inculcación en sus cimientos de unas creencias diferenciadoras entre los individuos. El terrorismo se conforma como brazo ejecutor que no entiende de inocentes, que nada tienen que ver con su lucha, ancianos, niños, mujeres y hombres que dentro de su propia ignorancia no entienden nada, de como el odio se abre paso en está sociedad moderna. Este dios unico no comparte su poder con nadie, sus fieles creen realmente lo que dicen reduciendo a fuego y ceniza al adversario y a sus dioses.
Nos convertimos por lo tanto en nuestro propio cementerio de cualquier tolerancia, de la aniquilación de nuestra conciencia moderna, que es una triste herencia de un pasado que ya fue escrito.

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