El individuo no significa simplemente ser una criatura engendrada por la vida, que vive y muere, lanzada en ella y vapuleada en ella, en ella exaltado o reprimido. Significa que es un ser que mira su propio destino y el de la humanidad cara a cara, ser esto "firmemente", esto es, adoptando uno su propia posición y manteniendose en sus propios pies. El hecho de que nuestra posición este condicionada por las fuerzas de la vida, no es más que uno de los lados de la verdad, el otro es que nosotros condicionamos dichas fuerzas como nuestro destino. Ha esta situación a veces, lo denominamos el tener suerte si las condiciones finales nos son faborables, o tener mala suerte cuando las condiciones finales no lo son, pero con la particularidad de que no indagamos en dichas situaciones, de como hemos llegado a tener "la buena o mala suerte".
El individuo puede partir de una posición de ignorancia confesada y de cómo puede aspirar a superarse, de un dia para otro, de sus propios dogmatismos.
Los acontecimientso a los que actualmente nos enfrentamos, son susceptibles de una diversidad tan grande de interpretaciones, como nuestro ingenio nos permita concebir. Esto no quiere decir que una interpretación, sea tan buena como la otra, ni niega tampoco que en algún punto infinito, en el tiempo, la visión humana contempla la realidad hasta los límites más remotos de la existencia. Pero nos recuerda con todo, que nuestras percepciones presentes están sujetas a cuestión permanente y nueva consideracón, sugiere en grandes lineas, que inclusive los acontecimientos más obvios de la vida cotidiana podrían presentarsenos como sumamente transformados, si tuvieramos la inventiva suficiente para interpretarlos distintamente.
El significado de un acontecimiento esta ligado a sus antecedentes y sus consecuentes, asi pues, el significado se despliega ante nosotros principalmente en la dimensión del tiempo,(pasado, presente y futuro). Miramos a los acontecimientos para confirmar nuestras indagaciones y estimular nuestras azarosas predicciones. Estos mismos acontecimientos podrán confirmar interpretaciones distintas, acontecimientos distintos o inclusive incompatibles, podrán incluso parecer convalidar la misma interpretación. Así pues, el significado adopta la forma de los argumentos que nos conducen a nuestras predicciones, siendo el unico control exterior de estas interpretaciones personales. Son los acontecimientos los que confirman o invalidan nuestras especulaciones.
Cuando aplicamos una interpretación nuestra a una situación, e indagamos luego sus implicaciones hasta el punto de esperar que ocurra algo, le hacemos un invitación a la naturaleza, para que interventa en nuestra experiencia personal. Si lo que esperamos ocurre, o parece ocurrir, nuestra expectativa resulta confirmada, y procederemos a pensar que hemos debido de tener una visión bastante acertada del curso de las cosas, ya que en otro caso, habríamos perdido nuestra apuesta. Pero si reflexionamos cuidadosamente al respecto, empezará acaso asaltarnos alguna duda. Tal vez una interpretación totalmente distinta, habría inducido una predicción igualmente acertada y está podrá ser algo más directa o más conforme con nuestra conciencia. Debemos proyectar nuestras anticipaciones con franca incertidumbre y observar los resultados en términos en los que tengamos un poco más de confianza. Pero ni la anticipación ni el resultado son jamás materia de una conclusión absoluta, en la oscuridad en que los mortales estamos agazapados. Incluso la interpretación más valiosa que hemos concebido, es tal, que habremos de seguir asumiendo por ella nuestra responsabilidad personal, al menos hasta que aparezca otra persona con otra mejor.
Nuestra posición en el universo nos deberia de permitir considerar, que estamos basados en consideraciones y construcciones realizadas por el hombre y no como descubrimiento de realidades puras universales.
En el individuo presente la iniciativa sigue siendo siempre una propiedad de la persona, nunca la propiedad de otra cosa cualquiera, ni los acontecimientos basados ni los futuros se consideraran jamas como determinantes en si mismos del curso de la acción humana, ni siquiera los de la infancia. Pero la forma de anticiparlos, ya sea a corto o a largo plazo, es esto lo que constituye el tema básico en el proceso humano de vivir. A la confirmación y la no confirmación de nuestras predicciones se le otorga un mayor significado psicológico que a las recompensas. Debemos decirnos a nosostros mismos, que la confirmación es lo mismo que un refuerzo positivo, (buena suerte), que la no confirmación es lo mismo que un refuerzo negativo,(mala suerte), y que la confirmación en sí anula el significado de una experiencia. Así pues, consideramos la naturaleza de la vida en su extensión hacía el futuro y no en la perpetuación de sus estados anteriores, o en su recuerdo incesante de acontecimientos pasados. Un individuo anticipa acontecimientos, interpretando sus repeticiones. La aparición de repetición es un reflejo de nuestra propia interpretación falible de lo que está ocurriendo. Así pues los temas recurrentes que hacen que la vida parezca tan llena de sentido, son las composiciones repetitivas originales de un individuo empeñado en encontrar el presente en su pasado y el futuro en su presente, (el bien y el mal).
Los individuos difieren unos de otros en sus interpretaciones de los acontecimientos, si suponemos que la interpretación es un asunto personal, no parece probable que dos individuos jamas conciban sistemas identicos, por lo que se puede dudar que dos individuos junten jamás sus sistemas de interpretación, en terminos de las mismas relaciones lógicas. Esta especulación contínua, estimula nuestros pensamientos más avanzados, que el individuo no ha concebido todavía. Cada individuo desarrolla las diferentes situaciones de la vida para su comodidad, intentando anticiparse a los acontecimientos que comprenden relaciones ordinales entre acontecimientos. Ha de haber caminos que le permitan resolver las contradicciones y los conflictos más críticos que inevitablemente se le presentan. Una interpretación le sigue a otra, por lo que nuestros compromisos podrán tomar prioridad sobre nuestras oportunidades, nuestras ideologías políticas, podran ir de la compasión al poder y nuestras ideologías morales podran hacernos insensibles a la situación más denigrante. Estás situaciones son el precio que el individuo debe pagar, para escapar a su propio caos interno.
La cantidad de experiencia que tiene un individuo no se mide por el número de acontecimientos con los que choca, sino por las inversiones que ha efectuado en sus anticipaciones y las revisiones de sus interpretaciones, que han seguido a su enfrentamiento con las consecuencias. El sistema de interpretación varía a medida que esté interpreta sucesivamente las repeticiones de acontecimientos. Si dichas interpretaciones nunca se alteran, todo lo que ocurre durante los años de un individuo es una sucesión de acontecimientos paralelos que no ejercen efecto psicológico alguno sobre su vida. Si reconoce la inconsistencia entre su anticipación y el resultado, admite una discrepancia entre aquello que era y lo que es. Una sucesión de semejantes inmersiones y desalojamientos, constituye la experiencia humana y le proporciona una mejor idea de lo que podría esperar y hacer de sí mismo, algo digno.
CONCLUSIONES FINALES:
La experiencia que vamos adquiriendo es un ciclo de unas 5 fases: anticipación, inmersión, encuentro, confirmación o no confirmación, revisión interpretativa. Con esta evolución Píndaro, tenia toda la razón al afirmar lo siguiente:"conviértete en aquello que eres". Otra afirmacón es la formulada por Karljaspers: "el individuo solo llega a ser lo que es a través de aquellá causa que se ha hecho propia".
Supongamos que estamos tratando de interpretar el bien frente al mal. Tal interpretación no es una representación de todas las cosas que son buenas, ni una exclusión real de todas las cosas que son malas. No es ni siquiera una representación de todas las cosas, que puedan designarse como buenas o malas. La interpretación en sí misma es lo que percibimos y no en modo alguno una representación de objetos. Por lo que respecta a la interpretación, no existe escala alguna de bueno-mejor-óptimo, o de malo-peor-pésimo. Consideremos tres personas, podemos efectuar entre ellas una distinción de bueno o malo, que nos dira que dos de ellas son buenas en relación con la tercera, y que la tercera es mala con relación con las otras dos buenas. Luego podremos aplicar nuestra interpretación, a las dos buenas y decir que una de ellas es buena con respecto a la otra, que anteriormente era "buena", y que la otra ahora es "mala". Una interpretación se rige por lo que el individuo hace, no lo que hace el objeto. Así pues, cuando el individuo efectúa una elección, lo que hace es alinearse él mismo en términos de sus interpretaciones. Los individuos cambian las cosas en el momento que hacen su elección y los resultados de las elecciones pueden ir de un extremo a otro, de la nada a la catastrofe o ha la consumación.
Algo parecido podemos establecer en cuanto a la buena o mala suerte. Cuando llegamos ha dichas conclusiones no indagamos realmente que es lo que ha ocurrido, para poder obtener la buena o mala suerte. Siempre lo achacamos como una situación que nos ha sido dada, sin nosotros llegar a buscarla realmente, si la buscamos seguramente no la encontraremos. Pero todas estas cavilaciones las hacemos dentro de nuestra experiencia e interpretación personal. Dentro de dichas cavilaciones, lo que en un principio podriamos calificarlo como buna suerte, se puede convertir en un futuro como mala suerte y viceversa. Un ejemplo: Un Broker en bolsa ha tenido "buena suerte" y ha conseguido ganar mucho dinero para sus clientes y en consecuencia para el mismo. Dentro de está "buena suerte", no indagamos si realmente es el Broker el que ha conseguido estos beneficios, por su talento y su buen hacer profesional, por medio de la anticipación, confirmación y revisión interpretativa de una serie de valores. Pero si sucede lo contrario, que tenga "mala suerte", dicha anticipación, confirmación y revisión interpretativa de dichos valores no han sido los adecuados. Por lo tanto la "buena suerte" o la "mala suerte", no existen como tal, sino que son nuestras decisiones las unicas que influyes directamente en dichas situaciones.
CONCLUSION FINAL PERSONAL:
La buena suerte la tiene que hallar el propio individuo con sus decisiones acertadas y si no son acertadas hallaremos en nuestras vidas la "mala suerte".La suerte la tendremos que saber buscar y si no la encontramos, deberemos de interiorizar sus consecuencias, para poder determinar que hizimos mál.
Basta que busquemos algo con gran determinación, para que pase delante de nuestros ojos y no sepamos reconocerlo como algo positivo en nuestras vidas...
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